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ORDINARY 307

Algo de prehistoria: Común y corriente...


andybohemian, una idea que nació hace más de 20 años y que inicialmente se llamó: {Bogota Urban Blues Stories} al observar justo en diagonal a la ventana de un bus ejecutivo, cuyo pasaje en ese entonces tenía un valor de COP $950, los alrededores de un marco, asemejando el reflejo entre rebusque y empleo informal. Además su manija de abrir y cerrar oportunidades, consistía en la convicción de la creencia popular (Más no populista) por la poesía del tren de cercanías y el deseoso desarrollo urbanístico del dilema social: Común y corriente. Un pacto de caballeros entre el arquitecto que conduce la ruta "Mason Signs" no la determina una moneda de cambio (Ketchup) es la palabra la que acentúa salvaguardar la integridad intelectual, libertad sensorial e independencia de un águila veloz: "In case I don't see you, good afternoon, good evening, and good night".


Los escalones del MetLife Stadium se fundían al compás de una moneda de cobre, las suelas resistiendo las altas temperaturas de la monogamia climática, un previo aviso del termómetro global antes del pitazo inicial. 


Narrar junto a las manecillas del reloj era metaforizar al One MetLife Stadium Drive, East Rutherford, New Jersey 07073. Aquella silbatina de la direccional del auto, comentando los señalamientos de un Zip Code: Profeta de la sobriedad bajo cero. Una flecha posada en la balanza, asumiendo que uno de los equipos del combate futbolístico sería el ganador para un sector de la grada ¿Derrota? ¿Victoria? No podía haber empate, ya que antes de arrancarse las vestiduras y luchar por el trofeo de la belleza táctica, las estadísticas alababan la rabia del pedigree de varios lentes y micrófonos, pero olvidaron que eran moderados por un verdadero: Underdog. 


Es irresponsable censurar un perfil balístico cuando se carece de licencia para matar, es ladrar por ladrar cuando la presión de la pelota tiene una equivalencia (8.5 a 15.6 psi) (libras por pulgada cuadrada) al nivel del mar. Asegurando que varios proyectiles le harían daño al rival, pero serían tres misiles balísticos los que responderían dichos ataques, subestimando una vez más el mal tiempo, mar adentro ¡Y bueno! Sí claro… Un zarpazo de los falsos profetas quienes son cómplices de que las coincidencias ocurran ¿No? O sencillas excusas frente a la simpleza del mayor testigo de las profundidades del mar, aquel ecosistema metódico e inexplorado al clavar un tornillo en un mástil, perderlo, buscarlo, pero nunca encontrarlo.  


La recuperación del humilde eufemismo incomprendido, condecorado como el primer pacifista del silencio por 4 años, ante la violencia selectiva de una prensa de gatillo, que se terminó entregando desnuda frente a una sensual y delirante badge: Brillando y esperando en el escritorio del jefe de turno, por la retractación de un césped trasquilado después de que rodaran comentarios sintéticos, zancadillas tóxicas y estiércol antideportivo.


Pero las raíces de la tierra se encargaron de enmendar una encomienda de críticas, cuya propina fue del 30% y un pronóstico reservado, para cierto amarillismo en estado crítico. No se trata de vender, revender o arrendar verborrea mediática a la audiencia de un espacio atemporal ¿Quién sabe más de flechas? Las fechas de un dardo sin rumbo fijo (el calendario del lenguaje rebuscado).


TACHAR en mayúscula la historia de un Club, escupir pólvora quemada contra los jugadores, dinamitar las casas de apuestas, y vender humo a precio de rebaja. Es el refrán de la Mass media y algunas trampas sociales, acusando al tímido e introvertido por ser culpable de los incendios que han ocurrido en varias ocasiones, cenizas de defensa, mediocampo atmosférico y ataque de amperios, en pocas palabras... infraestructuras electrocutadas al intentar pagar y apagar deudas salvajes.  


¡Ahorraré tus comentarios! Vamos a los créditos...


Es objetivo que después del retiro la pelota nunca se desinfle, y aunque la barriga ya no responda igual, la gastritis aguantó algunos balonazos que sacaron el aire personal, más no la tinta imperativa mutua. Es arriesgado más no equivocado, cobrar un último tiro libre (no era falta) Aunque echaré de menos a más, el mal aliento de las generaciones “bla, bla bla”. Pero jugar a contracorriente, es la alianza de la deshidratación en aguas turbulentas, y fue posible lograr que la barrera del contrato aceptara un efecto de mutuo acuerdo, y unas palabras de agradecimiento, celebrando los términos de nuevos retos, finalizando una experiencia “Legacy” del science goal infinito, orando al universo por el eco del fin en modo mar abierto.

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